¿Alguna vez te han dicho “qué fuerte eres” después de la muerte de un ser querido? ¿Te sentiste fortalecido y animado? ¿O más bien ignorado e incomprendido?
Esta es una de esas afirmaciones que pueden ir en ambas direcciones. ¿Por qué este comentario, pensado como un cumplido, a veces resulta desagradable para algunas personas que están en un proceso de duelo? En última instancia, depende de la persona, pero tenemos algunos supuestos generales.
En primer lugar, las personas afligidas pueden sentirse todo lo contrario a fuertes, por lo que los comentarios sobre su fortaleza pueden hacerles sentir condescendientes e incomprendidos.
En segundo lugar, una persona puede asumir que el cumplido indica que es insensible y, en consecuencia, sentirse mal por no mostrar más emoción por su ser querido.
En tercer lugar, el elogio de la fortaleza puede implicar que la seriedad es preferible a la expresión emocional. Conscientemente o no, una persona puede interiorizar la creencia de que mostrarse emocional a su alrededor o al de los demás será una decepción.
En cuarto lugar, la afirmación “tienes que ser fuerte” se lee como una amenaza o una orden.
En quinto lugar, si pasas por alto el dolor de una persona y asumes que lo tiene todo controlado, es menos probable que le ofrezcas compasión y apoyo.
Podríamos continuar con la lista, pero creemos que es bastante claro. En pocas palabras: los comentarios sobre la fortaleza pueden aterrizar mal, aunque normalmente sean bien intencionados.
El problema radica en que hay mucha confusión sobre el papel de las emociones en el duelo y lo que significa “ser fuerte” ante todos esos sentimientos, que para la mayoría son nuevos.
La mayoría de la gente cree que ser fuerte en el duelo significa ser resistente. Como un caballero. Su armadura es tan fuerte que todo rebota. Nada penetra. Nada lo atraviesa.
Pero en realidad no somos caballeros, ni portamos armadura. Somos personas vulnerables. Si somos capaces de resistir pensamientos y sentimientos angustiosos, es porque los estamos evitando. Estamos huyendo de ellos, día tras día, y huir, además de ser perjudicial para la salud mental, parece mucho menos valiente.
La fortaleza en el contexto del duelo es muy diferente a la mayoría de las definiciones populares. Es muy valiente, pero parece lo contrario. Se siente como permitirse intencionadamente ser herido mirando a los ojos a los pensamientos, emociones y recuerdos dolorosos. Luego, en lugar de intentar vencerlos, es decir: “ahora son parte de mí”.
Las personas en duelo a menudo sienten que tienen que ponerse una máscara ante el mundo exterior. Por fuera, pueden dar la impresión de que lo están haciendo “bien”, mientras que por dentro están luchando. En la lucha es donde aparece la fortaleza, pero no todo el mundo puede verlo porque los momentos de fortaleza en el duelo son personales, y generalmente, privados.
La fortaleza se muestra a través de los pequeños y humildes actos de valentía de cada día.
Cosas como levantarte de la cama cuando no tienes ánimos para hacerlo denotan fortaleza. Abrir esa caja de recuerdos, aunque sepas que te hará llorar. Decir públicamente su nombre en voz alta por primera vez en una conversación casual.
La fortaleza en el duelo es reconocer, sentir y expresar emociones.
La fortaleza es permitirnos ser humanos.